jueves, 26 de abril de 2012

Amor a la patria ¿que es eso?



Bueno, no escribo en el blog por casi un mes, pero hoy los bombardeo con una catarata de acido.
Hace unos dias, por una circunstancia totalmente fortuita, tuve la oportunidad de observar el video que filmé cuando mi hija mayor hizo su “Promesa de Lealtad a la Bandera” , el año pasado. Al final de la ceremonia, todos los chicos de los 4° grados, que son alrededor de 45, sacaron banderas y porras celestes y blancas, y rodeados por una bandera gigante gritaron “Te quiero, Argentina”

En aquel momento, me pareció un gesto forzado y cursi, y realmente, uno, a los 9 años, conoce poco del mundo y la historia para saber si realmente quiere a su patria o no. Pero viendolo unos dias atrás, me pregunté si mi patria merecia que mi hija la quisiera. No dudo en absoluto del sentimiento de mi hija, porque la conozco, y sé que es sincera. Entonces, me pregunto ¿que es el amor a la patria?

Voy a ser sincera, no estoy nada segura de amar a mi patria, mas que nada porque la idea que me viene de “patria” no es la de gente honesta trabajando y ganando su pan. Cada vez veo mas difundida la idea de pisar las cabezas de los conciudadanos, sacar ventaja, aprovecharse deshonestamente de cualquiera. Entonces, esa no es mi patria. Mi patria es un pais en el que se respeten las leyes, y quienes no lo hagan sean castigados, no justificados, ni absueltos por argucias legales, ni sus causas tapadas por los amigos del poder.

¿Amar a la patria es hinchar por la selección, del deporte que sea, aunque jamas hayamos visto un partido de tal deporte, y aunque ganen como sea?
¿Amar a la patria es dejarse llevar por la verba del que quiere tapar otra cosa con el reclamo de soberania por las Malvinas?
¿Amar a la patria es pensar que todas las empresas deben ser del Estado?
¿Amar a la patria es pensar que todos los demas paises estan confabulando en nuestra contra?

Bueno, entonces, que quieren que les diga, yo no amo a mi patria. O, mejor dicho, creo que amo a otra patria, en la que, lamentablemente, no tengo la suerte de vivir 

Un país con mala gente



Digamos que de todos los engaños con los que el Gobierno nos toma el pelo cada dia, este eslogan “un pais con buena gente” es uno de los mas inocentes. Creo que hasta el mas ingenuo sabe que alguien lo va a perjudicar seriamente un dia mas o menos cercano. No me gusta escribir la palabra “cagar” lamentablemente, no encuentro un sinónimo que tenga la misma connotacion y sea mas o menos fino. “Perjudicar” es un pobre sucedáneo, porque no tiene la fuerza que tiene mi frustracion.
Recuerdo hace unos años, salia en el mantelito de papel que ponian en las bandejitas del Mc Donald's, una serie de figuritas de hombres y mujeres felices, haciendo alguna actividad, bajo el lema “Me encanta todo eso”. Bueno, a mi se me ocurrió algo semejante, pero a la inversa: “Odio todo eso”



ODIO TODO ESO

a) Odio tener que fijarme si me quieren encajar algun envase vencido, en cualquier comercio (mas frecuentemente, en los super mas chicos)
b) Odio tener que arrojar los residuos de las cosas que eventualmente compro, a horarios en los que no me vea nadie, no vaya a ser que algun vecino sepa que me compre una tele nueva, y me quiera robar
c) Odio husmear en la entrada de casa cuando me compro alguna cosa importante, para que el portero no se entere de que tengo una tele nueva, por el motivo mencionado en b)
d) Odio no poder decirle a nadie cuando o donde me voy de vacaciones, no vaya a ser que me entren en casa cuando me vaya
e) Odio cuando alguien ve que cargo cosas en el auto, porque asi se enteran de que me voy de vacaciones (de hecho, estoy segura de que el sereno de la obra en construccion de al lado le paso el dato a los chorros que me robaron el mismo dia que me fui de vacaciones)
f) Odio cuando cualquiera de mis vecinos deja el ascensor abierto, total.... la boluda que quiere subir soy yo.
g) Odio cuando cualquiera de mis vecinos sale y le importa un bledo si la puerta de calle queda abierta, total.... estamos en Canadá y nadie se va a meter aunque la puerta esté abierta (es irónico, ¿eh?)
h) Odio cuando llamas a alguien para que haga un trabajo en tu casa (plomero, pintor, gasista, herrero) y se hacen los distraidos porque no es un trabajo grande.
i) Odio cuando llamas a alguien para que haga un trabajo en tu casa, y el tipo viene a tomar medidas, o hacerte un presupuesto, y relojea lo que tenes en tu casa. Lo peor de todo, es que una vez me pasó con ¡un médico!
j) Odio cuando alguien nota que tenes una cadenita de oro, y te pregunta “che, ¿es caro lo que llevas?” ¡Y qué corno te importa!
k) Odio tener que quitarme la cadenita que mi marido me regaló con tanto esfuerzo, (y que fue la unica joya que los chorros no se llevaron, porque la tenia conmigo) cada vez que viajo en transporte publico, voy a la provincia, o camino por alguna avenida concurrida.
l) Odio tener que mirar con ochenta ojos cuando acompaño a mi tia a cobrar su jubilacion (el cobro de las jubilaciones merece otra entrada) a ver si no vendrá un chorro a arrebatarle lo que tanto esfuerzo le costó y tan mal le pagan.
m) Odio el cinismo de este gobierno, que se jacta de haber aumentado la remuneracion de los jubilados, pero les cobra impuesto a las ganancias a los que ganan una jubilacion decente.
n) Odio el cinismo de este gobierno, que se jacta de haber recuperado a los hijos y nietos de desaparecidos, pero no hace nada para recuperar a las victimas de la trata de personas. Mientras tanto, no puedo superar el terror que me da que algun auto me arrebate a mis hijas de mis manos.
ñ) Odio el cinismo de este gobierno, que se jacta de haber terminado con la pobreza y la desigualdad, pero pretende cobrarme un impuesto a los bienes personales, por tener un departamento de 3 ambientes (que ya nos aprieta) y un auto nacional de 6 años de antigüedad.
o) Odio la justicia de este pais, que se apresura a sobreseer a los funcionarios acusados de enriquecimiento ilicito, pero deja prescribir causas en los que personas comunes y corrientes han muerto. (creanme, con la tragedia de Once NO VA A PASAR NADA)
p) Odio la justicia de este pais, que se apresura a modificar el Codigo Civil para acelerar los divorcios, pero que no acelera los tramites de adopcion de miles de chicos que mueren por no tener una familia.
q) Odio la justicia de este pais, que cacarea la necesidad de una reforma de la Constitucion, pero que libera a criminales reos de violencia de genero, asesinos al volante, estafadores profesionales, etc.

Y antes de que se me acaben las letras del abecedario, los invito a completar la lista con las cosas que odian. O, quizas, algo mas productivo, me ayuden a pensar algun motivo por el cual tendria que amar a este pais.


domingo, 1 de abril de 2012

Carta de un kelper a Cristina Fernandez de Kirchner



Señora Presidenta:

                Sabemos que nos llaman “kelpers” a título despectivo, también nos mencionan como “ciudadanos de segunda del Imperio Britanico” Sin embargo, y con los medios de comunicación que llegan a todas las latitudes, no nos es desconocida la realidad de su país. Quizas no seamos la joya en la corona británica, pero puedo asegurarle, señora, que vivimos mejor que sus ciudadanos “de primera”. Podemos tener un auto sin el temor de que algún delincuente nos mate para llevárselo. Podemos utilizar el transporte publico sin temor de morir en el intento. Los delincuentes son juzgados y van a la cárcel, no se pavonean en docenas de programas “periodísticos” intentando justificar lo injustificable.

                Tambien sabemos que la geografía ayuda a su reclamo, no lo voy a negar. Y es algo que no podemos cambiar. Pero, luego de una presencia de 180 años en el país, no se puede pretender que ignoremos nuestra procedencia británica. Al fin y al cabo, ni usted, ni ninguno de sus funcionarios es descendiente de la primitiva población del país. Y si se  invoca el ”derecho de autodeterminación de los pueblos”  van a salir perdiendo. Ningun kelper en su sano juicio, y sin algún motivo afectivo, querria ser ciudadano de su país. Por las razones que expuse mas arriba y otras que paso a detallar. No somos ignorantes del hecho de que el único interés argentino en las islas son las reservas de petróleo. ¿Qué pasaría con un gobernador argentino en las islas? Nuestros impuestos caerían dentro de la caja negra de la “coparticipación”  para alimentar a la hambrienta fuente de votos cautivos que pulula en torno a su ciudad capital. Y muy poco de nuestro aporte volveria a las islas, en el supuesto caso que el gobernador fuera de su mismo signo político. Y ni hablar si tuviéramos la “desvergüenza” de votar a un opositor de su partido, seriamos invadidos de militantes que bloquearían nuestros caminos y sindicalistas que bloquearían nuestros comercios.

                No queremos clientelismo. No queremos impunidad. No queremos delincuencia. No queremos planes sociales. No queremos “militancia”. Queremos que se nos  trate con respeto, que no se nos mienta, que no se avasalle nuestro derecho a opinar solo porque “tenemos el 54% de los votos”. Queremos comprar libros, sean del país que sean. Queremos que los que vengan a nuestras islas sean gente trabajadora, no narcos o delincuentes de los países limítrofes. Y sobre todo, no queremos que se use el reclamo territorial como cortina de humo que oculte los desgobiernos de este gobierno. Porque, como me decía un lucido conocido argentino: “Este año no hay Mundial de Futbol y las Olimpiadas no les interesan a nadie. Con algo hay que distraer la atención de la gente antes de que se dé cuenta de que nos estamos yendo a la mierda”

                Esta claro, ningún habitante de las islas Falkland esta dispuesto a ser gobernado por usted, o por cualquier otro presidente populista.  No somos ciegos  y vemos que su país se parece cada vez mas a Cuba o a Venezuela. Si usted pudiera ver mas alla de su caterva de obsecuentes aplaudidores, veria que hay muchos ciudadanos argentinos que tampoco quieren ser argentinos. Pero claro, usted tiene “el 54% de los votos” y evidentemente, el 46% restante no merece siquiera disentir. 

                Espero sinceramente, señora Presidenta, que la gente de su país pueda discernir alguna vez entre la genuina acción tendiente a favorecer su reclamo, de la rimbombante oratoria destinada a sus acólitos, antes de que remienden su Constitucion para que la reelijan nuevamente. El dia en que el 54% de los argentinos (o algunos mas, tampoco estaría mal) aprendan a pensar, en ese momento, puede ser que su país cambie y se acerque mas a una verdadera civilización.